Una curiosa e inesperada polémica sacude a la ciudad de Mendoza: Juan, un pato doméstico que se había convertido en ícono de una florería céntrica, fue removido por orden de la Municipalidad tras ser denunciado por supuestas agresiones a perros. El caso generó una fuerte reacción comunitaria, una campaña de firmas con más de 8.000 adhesiones y el respaldo de un abogado penalista que busca revertir la medida.

La protagonista de esta historia es Margarita Flores, dueña de una florería sobre la avenida San Martín, quien convivía a diario con el ave en su local. “Estaba picando a un perrito y salió en TikTok”, explicó sobre el video viral que habría motivado la denuncia anónima. Asegura que jamás recibió quejas formales y que incluso el dueño del perro lo tomó con humor.

Sin embargo, el municipio ordenó retirar al animal, amparándose en la normativa sobre uso adecuado del espacio público y tenencia responsable de mascotas. La medida fue ejecutada en 48 horas. “Nos dijeron que lo teníamos que sacar y lo hicimos. Fue todo muy repentino”, explicó la florista, todavía conmovida.

Juan, que solía pasear libremente entre flores, clientes y turistas, ahora se encuentra en un pequeño corral de 3x4 metros en Maipú, cercado por una red para evitar el contacto con perros del lugar. Según su dueña, el pato “no se adapta al encierro” y muestra signos de tristeza. “Antes caminaba conmigo, se acostaba a mis pies. Ahora está solo”, relató.

El caso tomó repercusión nacional. La comunidad mendocina no tardó en reaccionar: los vecinos iniciaron una campaña espontánea de firmas y ya superaron las 8.000 adhesiones para pedir el regreso de Juan a su hábitat urbano. “Agradezco a todos los que se están movilizando. Me emociona mucho”, dijo Margarita.

En paralelo, el abogado Oscar Alfredo Mellado, reconocido por su trabajo en causas de protección animal, decidió tomar el caso. Presentó un recurso de revocatoria ante la Municipalidad con el objetivo de abrir un nuevo diálogo y encontrar una solución consensuada. “Está haciendo esto de corazón, por mí y por Juan”, valoró la florista.

Por ahora, la historia sigue abierta. La florería espera el regreso de su ave insignia, los vecinos siguen firmando y el pato Juan, símbolo inesperado de resistencia urbana, permanece en pausa, esperando volver a casa.